En el mundo actual, cada día más orientado a Internet (tal como predijo Bill Gates hace más de diez años), la rapidez es la clave del éxito. Consecuentemente, las personas buscan que todo aquello relacionado con su entorno de trabajo, e incluso con su descanso, sea eficiente, rápido, y por supuesto que tenga un costo razonable.
El caso del navegador de Internet es el más especial de todos, puesto que es desde allí que a diario se realizan infinidad de tareas, desde la gestión constante del correo electrónico, hasta transacciones bancarias, por poner apenas un par de ejemplos.
Bajo esa perspectiva, la velocidad parecería un factor crucial al momento de decantarse por un determinado navegador, ¿no es verdad?
En realidad es mucho más que eso. Tenemos varios parámetros que se sugiere utilizar al momento de elegir un navegador determinado:
#1. Velocidad. Es inevitable: mientras más tiempo tarde, ya sea en iniciarse o en ejecutar cualquier proceso, más impopular será entre los usuarios. De acuerdo a análisis publicados por CNET News, Google Chrome es varias veces más rápido para ejecutar código de JavaScript, que cualquier de sus competidores, y JavaScript es un tema muy delicado al momento de hablar de rapidez en un navegador actual.
#2. Capacidad de expansión. El tema de los plugins puede ser REALMENTE serio para muchos usuarios, que requieren multitud de funciones que estos pequeños ingenios pueden proveer. El navegador que dispone de mayores posibilidades en este rubro es Firefox, aunque Google se ha preocupado muchísimo por arroparlo con cuantos plugins sea posible, pero Firefox le lleva la delantera incuestionablemente.
#3. Compatibilidad con tecnologías actuales. Ambos comparten igualdad de condiciones en cuanto a esto, y cabe anotar que casi todos los navegadores del mercado se esfuerzan por hacer lo mismo.
#4. Seguridad. Si bien ambos son conocidos por “seguros”, se ha podido comprobar que Chrome tiene algunas características superiores en este sentido.
#5. Personalización. Ambos navegadores permiten “skins”, marcadores, ubicación específica de ciertas barras, entre otros detalles, por lo que no se diferencian mucho en este acápite, aunque claro está que la experiencia de uso en cada uno es totalmente distinta.
Por supuesto, es posible que un navegador determinado se acerque más que otro a sus necesidades, de modo que es buena idea probar ambos y decidir cuál es el que mejor cubre sus necesidades.