En todo negocio y tarea hay factores externos que de manera inesperada alteran el normal funcionamiento de nuestras actividades. Son imprevistos, que aparecen como de la nada y amenazan contra nuestro preciado trabajo. En esos momentos la tensión y los nervios aumentan y se necesita de un poco de creatividad para sortearlos. Aquí van algunos consejos para estar mejor preparados frente a estos imponderables.
Equipo
Un caso muy común es que algún miembro de nuestro equipo se vea imposibilitado de realizar su tarea justo a último momento. Frente a ello siempre es útil contar con algunos trabajadores externos que colaboren puntualmente en algunas ocasiones.
Suministros
Hay algunos imprevistos que posiblemente ya hayamos vivido, como cortes de energía, falta de insumos o suministro de materia prima, etc. Frente a todos estos casos, en los que ya tenemos experiencia, podemos delinear planes alternativos para futuras apariciones.
Gastos
Los imprevistos se traducen en otro factor que no queremos: gastos extras. Siempre que hay imprevistos hay que disponer de recursos adicionales que no pensábamos utilizar. Por lo tanto es sabio poder separar cierto grupo de recursos (dinero incluido) para casos excepcionales.
Calma
En estas situaciones hay una cualidad que resulta ser muy importante: conservar la calma. Los imprevistos suelen ponernos nerviosos y muchas veces ansiosos por solucionarlos lo antes posible. El mantenernos pacientes, confiados en nuestras posibilidades y con mente fría para analizar la situación, significa ya tener un gran porcentaje de la situación resuelta.
Decisiones
Al mismo tiempo, sin perder la calma, es necesario tomar decisiones. Generalmente no disponemos de mucho tiempo, por lo que debemos analizar la situación y elegir el camino a tomar rápidamente. No debemos eludir el hecho de tener que decidir, el quedarnos paralizados en sí misma una decisión. Juntemos todos los elementos anteriores y tomemos acciones para eludir la situación emergente. No temamos enfrentarla.