Quizá hayas escuchado hablar del espíritu emprendedor, algo muy importante en el mundo de los negocios. Es lo que nos permite promover los cambios, tanto en nuestras vidas como en nuestros trabajos. El emprendimiento es el motor que nos impulsa hacia nuestros proyectos laborales, hacia alcanzar el estilo de vida que cada uno de nosotros sueña con tener.
Los requisitos del emprendimiento
Seguramente a todos se nos pasó por nuestras cabezas la idea de tener nuestro propio negocio o empresa, para poder llevarlo adelante como mejor nos parezca y nos de la gana. El tener un emprendimiento es una posibilidad para todas las personas, no está restringido para un grupo determinado. Pero bien, así como no hay dos personas iguales, también hay emprendedores de muchos tipos distintos. Entonces, veamos algunos requisitos para ser uno de ellos.
Actitud
Para ser emprendedor no necesitamos títulos universitarios o un coeficiente intelectual determinado. La principal característica del emprendedor es su actitud y algunos valores que lo acompañan. Muchos son fácilmente imaginables, como la voluntad de trabajar duro, el esfuerzo y las ganas de aprender en lo que hacemos.
Pasión
Hay un ingrediente clave que quizá ignoremos, es la pasión. Ella nos permitirá que nuestro emprendimiento no sea una carga, sino algo que hagamos con cariño. También nos dará la persistencia y la constancia, muy importantes para sobrellevar los duros momentos de nuestro trabajo. No todos serán éxitos, los tropezones son propios de toda actividad. Pero hay que estar listos para ponerse de pie y aprender de nuestras experiencias. Nunca podemos dejar de aprender. Hay que estar constantemente capacitándose, innovando, explorando, descubriendo nuevas posibilidades.
Esfuerzo extra
Tengamos en cuenta que habrá momentos especialmente difíciles, como los inicios y los de cambios profundos. Se requerirá de un esfuerzo extra durante estas etapas para después poder ir llevando la actividad con más calma.
Formación
Por último una reflexión a tener siempre presente: los emprendedores no nacen, se hacen. Nadie nació con todo lo necesario para ser un emprendedor exitoso. Es la práctica y nuestro trabajo lo que nos convertirá en uno de ellos. Necesitaremos tiempo y esfuerzo, es la única receta. Pero si tantos otros pueden hacerlo, ¡nosotros también podremos!
¿Tienes lo que se necesita para ser un emprendedor?
Ahora que hemos visto los requisitos que se presentan para los emprendedores, es momento de preguntarnos si podemos ser uno de ellos. Veamos 10 signos que te pueden decir que estás listo para convertirte en uno de ellos, más allá de que todo emprendedor es distinto y quizá ninguno reúna todas estas características.
Tienes un comportamiento en el que sueles tomar riesgos
Este sea quizá la prueba de fuego para los emprendedores, ya que el montar tu propio negocio es un riesgo en sí mismo. Así que piensa si tu comportamiento habitual, tus hábitos y costumbres, incluyen una buena dosis de riesgos. Si es así, definitivamente estás encaminado hacia el emprendimiento. Uno de los conceptos más populares es que sin riesgos no hay ganancias y siempre en nuestros proyectos habrá una alta dosis de incertidumbre.
La tenacidad y perseverancia
Sin dudas el emprendedor tendrá largos períodos de dificultades y obstáculos. El verdadero emprendedor sabrá cuándo se trata de un momento o etapa difícil, pero que más allá de ella vendrá la oportunidad del éxito y podrá mantenerse perseverante y constante durante estos tiempos. Por contrario si solemos desalentarnos y abandonar nuestros proyectos frente a los primeros obstáculos, quizá nos haga falta una de las cualidades más fundamentales del emprendimiento. Esto no debemos confundirlo con la capacidad de discernir cuando algo se ha agotado y debemos cambiar de rumbo, sin obstinarnos en lo que alguna vez soñamos que podría alcanzarse.
Confianza en ti mismo
Definitivamente los emprendedores necesitan una alta dosis de confianza en ellos mismos y sus proyectos para poder afrontar los riesgos y dificultades que se les cruzarán en su camino. El tener la certeza y el convencimiento de que es posible afrontar sus desafíos y de que ellos pueden hacerlo les da la fuerza necesaria. Para perseguir un sueño es imprescindible estar convencidos de que es posible y que nosotros podemos hacerlo realidad. Si el emprendedor no confía en sí mismo, nadie lo hará.
Flexibilidad y poder de adaptación a las circunstancias
Todos sabemos lo cambiante e incierto que el mundo de los negocios puede ser. La realidad es dinámica y el contexto se guía por variables y parámetros más allá de nuestro alcance. El emprendedor necesita poder adaptarse y llevar adelante su proyecto en ese mar de incertidumbre, para lo cual necesita poder cambiar para amoldarse a las circunstancias. La rigidez es una bomba de tiempo, el no renovarse seguramente desemboque en el fracaso y el estancamiento. Eso no significa que deje de tomar riesgos, sino que pueda soñar sus proyectos según lo que la realidad le ofrece e ir variando los caminos para alcanzarlos.
La curiosidad e iniciativa
La capacidad inquisidora, la avidez de conocimiento y de entender qué está sucediendo y por qué, es el motor del emprendedor. Esto es lo que alimenta sus sueños y proyectos, buscando la oportunidad, la necesidad a satisfacer en el mercado, la puerta por donde entrar al mundo de los negocios exitosos. El emprendedor es curioso e investigador por naturaleza. Incluso cuando vive etapas prósperas, mantiene esa inquietud de pensar a futuro, de anticiparse a lo que puede venir y de nuevos desafíos a encarar.
Son incansables
Los emprendedores parecen no agotarse nunca, tienen esa capacidad y fuerza interior, ese deseo de alcanzar sus objetivos que los hace ir más allá de lo que otras personas pueden dar en sus actividades. Les gusta tener siempre algo entre manos y cuando no lo tienen, comienzan a buscar algo nuevo. Suelen perder sus horarios, trabajando día o noche, sus días libres pueden no ser fijos ni constantes, y con frecuencia se trabaja en jornadas más extensas de lo habitual. Sin embargo, deberá tener también la capacidad de respetar sus momentos de descanso, que lo renueven para poder mantener su productividad en un alto nivel.
Son capaces de ver la realidad de una forma más global
Más allá de circunstancias o temas puntuales, el emprendedor no se pierde en las cosas coyunturales, sino que siempre puede ver más allá y mantener su mira en el objetivo final. El buen emprendedor puede valerse de todo lo que sucede y orientarlo a su favor. Debe poder identificar y diferenciar lo que son las batallas dentro de la guerra.
Un espíritu rebelde
Cuando una persona quiere deslindarse de una dependencia y ser su propio jefe, cuando se quiere una independencia y poder guiarse por sí solo, se necesita tener una rebeldía interior. Si tú tienes tendencia a romper el molde en las cosas que haces, puedes ver algo de emprendedor en ti. Si todo lo haces siguiendo a la mayoría y no te atreves a ser el diferente, no hay mucho de emprendimiento en lo que haces.
Un deseo de construir
Son personas que disfrutan los procesos creativos de unir cosas para obtener algo más importante. El alcanzar algo grande desde cero, desarrollando cada etapa del proyecto es algo que el emprendedor disfruta y busca. No siempre lo sacia lo que ya está listo y funcionando, sino que les gusta gestar desde lo nuevo.
La competitividad
Definitivamente no son personas de un perfil bajo o que disfruten el pasar desapercibidos. Por contrario, ellos quieren medirse con otros pares y que todos conozcan sus logros. Ellos estudian a sus contrincantes y piensan en la forma de superarlos. El emprendedor disfruta los enfrentamientos y se nutre de ellos.
Lo que no es relevante para un emprendedor
Luego de haber visto tantos requisitos y signos que muestran los emprendedores, quizá pienses que es casi imposible convertirte en uno de ellos, que es demasiado difícil, que no tienes todo lo que se necesita. Pero tranquilo, porque también hay muchas características que suelen pensarse necesarias y no son tales.
Aquí te dejo muchas limitantes que podrás imaginar pero no son tales y que te mostrarán como el ser emprendedor es algo más abarcativo de lo que puedes imaginar.
- Una educación en una prestigiosa universidad: Definitivamente no necesitas un título de una reconocida universidad para poder ser emprendedor. Puede ser un punto de partida, pero se trata de una actitud y lo que tú puedes hacer, no sólo lo que has aprendido.
- Ser un profesional: El emprendimiento no está restringido a quienes tienen un diploma como doctores, ingenieros, economistas, etc. El aprendizaje es un comienzo, un desencadenante de otros procesos, pero ningún papel te hará un emprendedor.
- Contar con un MBA: Esto tiene relación con los puntos anteriores, pero se trata de algo específico en cuanto a una educación y un título muy específico. Muchos creen que es un requisito para el mundo de los negocios, pero si bien te dota de mucho conocimiento no es la única manera en que puedes aprender. Hay otros caminos disponibles afortunadamente.
- Una edad determinada: No hay un momento específico en la vida para emprender, fuera del cual no puede hacerse. El emprendimiento puede hacerse en toda etapa de la vida y cada una de ellas tienen sus fortalezas y debilidades. Los más jóvenes pueden no tener muchos conocimientos y experiencia, pero tendrán menos reparos u obstáculos frente a tomar los riesgos que se presentan. Los más veteranos vivirán una realidad justamente contraria. Definitivamente no hay una edad, todo dependerá del emprendedor, su idea y su actitud frente al realidad que le toque vivir.