Sabemos que el estrés es enemigo de la productividad. En los momentos difíciles, cuando trabajamos bajo presión, nada más contraproducente que dejarse ganar por los nervios y la desesperación. Nuestra productividad se irá a pique. Aquí dejamos algunas ideas para combatir está combinación tan común entre todos los empresarios. Todas parten de una premisa básica: una efectiva organización de nuestro tiempo.
Organicemos nuestra jornada. Hagamos una lista de tareas, ordenándolas por prioridad y descartando por completo las que no son esenciales y nos vayan a distraer de nuestras metas. Cuando la lista es demasiado extensa, es imprescindible delegar, no podemos hacerlo todo por nosotros mismos.
Cuando pensemos en cuánto tiempo asignar a cada tarea, tengamos en cuenta que las que se realizan por primera vez pueden llevarnos más. Mejor darnos un margen que tener que hacer correcciones que nos llevarán más tiempo. Cuando las tareas son muy extensas y complejas, separémoslas en otras más pequeñas. Es muy útil llevar algún registro de en qué empleamos nuestro tiempo cada día. Podremos llevarnos algunas sorpresas y realizar cambios para un mejor aprovechamiento del mismo.
Para que nuestro tiempo rinda y trabajemos de manera productiva, es imprescindible que nos encontremos en una buena condición física. Eso implica, entre otras cosas, dormir bien una adecuada cantidad de horas y alimentarnos de forma sana. El deporte es también un importante aliado.
Cada vez que notemos que nuestra productividad baja es recomendable tomar un descanso. Trabajaremos mejor y aprovecharemos más el tiempo. Los descansos no son tiempo perdido, son imprescindibles.
Algo que siempre es necesario: formarse y perfeccionarse en nuestra tarea. Algún curso o estudio de gestión, administración, finanzas, marketing, etc., nos podrá ayudar a aumentar nuestra productividad.
Si todo falla y el estrés sigue apoderándose de nosotros, tomemos medidas más importantes, consultemos un profesional. Hay gente especializada para ayudarnos.