En todo proyecto de negocios hay un primer paso a determinar que orienta y sustenta todo su accionar: la determinación de los objetivos. Puede parecer algo que demos por sentado, pero su obviedad no debe impedirnos ver la real importancia de esta etapa. El fijarnos nuestros objetivos es tan vital como imprescindible. Un negocio sin objetivos es un barco a la deriva. Te presentamos algunos consejos entorno a la fijación de nuestras metas.
Definir objetivos reales
Nuestros objetivos no pueden ser metas generales o abstractas, por contrario deben ser cosas concretas y alcanzables. Esto nos permitirá traducirlas en actividades que den vida a nuestro negocio. Los objetivos son los motores de nuestra empresa y orientan todo nuestro accionar en una misma dirección.
No perder el foco
Un error bastante común en las empresas es que con el tiempo los objetivos se van olvidando o dejando de lado y las tareas que se realizan cotidianamente empiezan a perder sentido. O lo que es peor, las tareas toman el lugar de objetivos y gobiernan el negocio. Recordemos siempre que nuestras actividades son un medio para conseguir un fin, los objetivos. La tarea nunca puede ser un fin en sí misma.
Definir etapas
Al momento de determinar nuestros objetivos te recomendamos tres sencillos pasos a tomar. Primero comencemos por definir los resultados que esperamos alcanzar, siendo muy concretos en todos los aspectos posibles. Cada uno de esos resultados los descompondremos en objetivos, que serán algo así como diferentes etapas a cubrir. En base a los objetivos delineamos nuestras tareas, ¿qué acciones concretas debemos tomar para alcanzarlos?
Aprender de los errores
El trabajar en base a objetivos también necesita de un aprendizaje. Quizá necesitemos de algunas experiencias de ensayo y error hasta llegar a dominar este método de trabajo. Mientras tengamos siempre presentes los objetivos planeados, mayores serán las posibilidades de tener éxito con nuestro negocio.