Es lo usual: en cuanto Google lanza un producto nuevo, se tejen toda clase de especulaciones sobre si este cambiará al mundo o lo dejará igual; si la gente lo mirará con buenos ojos o los entornará suspicazmente como en la década pasada, cuando Microsoft lanzaba un nuevo sistema operativo, por aquello de las teorías conspiratorias y la codicia desmesurada de las corporaciones gigantescas.
Como quiera que sea, de lo que no hay duda es de que esta vez Google ha planeado cuidadosamente el golpe…
Para empezar, está usando la misma estrategia que utilizó con Gmail, su afamado (y útil, todo hay que decirlo) correo electrónico gratuito. Se siente en la tripa algo parecido a lo que ocurrió entonces: que algo grande se viene encima, ¿no les ocurre igual?
Y la cosa no queda solo en impresiones…La influencia de las redes sociales en los criterios de búsqueda orgánica de los usuarios es evidente en los motores de búsqueda, y para muestra un botón: dependiendo del número de retweets que merece un enlace en Twitter, mejor se indexa en Google, Yahoo o Bing. En otras palabras, toda la maquinaria se ha estado preparando para la revolución de las redes sociales, y apenas ahora lo notamos, con la llegada del gigante que hará temblar al OTRO gigante, Facebook. Pero, ¿es tan fiero el león como lo pintan?
Analicemos el caso del famoso “botón +1”. Aunque hay quienes apenas si lo han notado, para ignorarlo, hay otros que ya lo usan a diario. Lo que no todos saben es que este inocente botoncito servirá a los muchachos de Mountain View para colocar en las búsquedas orgánicas las preferencias directas de los usuarios en los resultados de CADA búsqueda orgánica.
¿Y qué hay de cierto sobre el triste final de Facebook y la red social más poderosa del mundo? Pues nada, porque ese gigante está sentado sobre casi setecientos millones de usuarios y toda esa gente no va a moverse a Google+ solo porque está de moda (y si algo es seguro es que lo estará), pero de lo que no hay duda es que todo el mundo abrirá una cuenta allí, en cuanto sea posible hacerlo, en previsión del futuro…
Los especialistas elucubran como siempre diciendo que en cuanto se asiente el polvo la torta se partirá en dos, y así se quedará por algún tiempo.
