Era cuestión de tiempo. Con el aumento del uso de la web este día iba a llegar en algún momento. Y ese momento está muy, pero muy cerca. Un problema muy sencillo pero que plantea un obstáculo que debe ser cuidadosamente estudiado. Ya casi no quedan más direcciones de Internet disponibles. Como puede pasar con los números de teléfono, un día se acaban y hay que agregar otro dígito. Aquí el agregado tiene que hacerse con cuidado de mantener las direcciones anteriores en funcionamiento y las aplicaciones capaces de seguir corriendo.
El protocolo que regula las direcciones de Internet es el IP (Internet Protocol), que fue ideado en los años 80 para identificar todas las conexiones existentes en una red. Consiste de una combinación de 32 bits (código binario 0-1) que comúnmente se expresan con 12 dígitos (1 al 10) del tipo 123.456.789.012. Esto abarca una cantidad de direcciones de aproximadamente 4.300 millones y es conocido como el IPv4. El aumento de conexiones ha ido en ritmo vertiginoso, acompañado por el hecho que se sumaron otros dispositivos que buscan estar conectados, como los teléfonos móviles.
La próxima etapa es dar el salto al IPv6. Este cuenta con 128 bits para alcanzar unos 340 sextillones de direcciones disponibles. Se expresa con un código hexadecimal de 16 dígitos (números del 0 al 9 y letras de la A a la F). Permitirá que la cantidad y diversidad de dispositivos conectados siga creciendo: televisores, navegadores GPS para automóviles, etc.
En algún momento nuestros equipos y aplicaciones deberán cambiarse por otros que manejen el IPv6, pero parece que por el momento no es urgente. Quienes cuenten con la nueva versión podrán acceder a las direcciones “antiguas”, ya que automáticamente se convierten en la nueva extendida.
Esta semana algunos de los sitios más importantes como el Bing, Google, Facebook y Yahoo tuvieron un primer simulacro de correr con la nueva versión.