En el mundo de las redes sociales y el trabajo de marketing social que las empresas practican, solemos tener una idea primaria o un concepto intuitivo: cuanto más, mejor. Generalmente queremos más de todo lo relacionado a las redes sociales. Más amigos, seguidores, comentarios, “me gusta”, tweets, retweets y todo lo que esté a nuestro alcance. Podemos pensar que esto nos hará más famosos, conocidos o populares y en definitiva aumentará nuestras ventas. Pero la pregunta de fondo es cómo. ¿Cómo nos redunda los seguidores, comentarios y todo lo que tenemos?
No siempre el que nos conozcan muchos significa que seamos una empresa exitosa. También son famosos las malas empresas y los productos que resultan desastrosos. Por ello antes que apuntar a la cantidad, debemos buscar la calidad de nuestra actividad. ¿Y qué significa la calidad en cuanto al marketing en los medios sociales?
Podemos tener muchos seguidores, pero los que realmente nos interesan en esta actividad son los que demuestran fidelidad. Esto se ve en su persistencia, en su número de publicaciones que nos mencionan, en lo que dicen de nosotros, en que continúan eligiendo nuestros productos, etc. Muchos seguidores pueden estar allí sólo para figurar, pero no aportar nada.
Por otra parte el interactuar con personas que no redundan en los beneficios económicos no tiene valor para un negocio. El invertir tiempo y esfuerzo con muchos seguidores que no tienen la intención de convertirse en clientes es simplemente desperdiciar nuestros recursos. En su lugar, invirtámoslos en quienes realmente nos darán lo que buscamos, esos seguidores de calidad.
Las redes sociales nos tientan por su capacidad de conectarnos con una cantidad enorme de personas y podemos tentarnos a interactuar con tantas como sea posible. Pero eso no es realmente lo que nos interesa para nuestro negocio, sino solamente los que llegan a convertirse en nuestros clientes.
