No es necesario decir que en los últimos años han surgido nuevas potencias en la economía mundial y que una de ellas es China. Con un crecimiento impresionante, este gigante vive un período de desarrollo a todo nivel que aparece como sorprendente y difícil de entender por los países que disfrutaban de la hegemonía a nivel mundial hasta el momento. Buscando algunas pistas podemos encontrar que el perfil de los empresarios chinos es bastante diferente al español. Además de trabajar sin límites, contar con objetivos bien definidos y ser capaces de postergar su gratificación; el empresario chino se comporta de forma particular. Veamos algunas más de sus características y tomemos nota.
Algo sorprendente para nosotros es la capacidad de sacrificarse que tienen los chinos en su trabajo, sobre todo en las primeras etapas, cuando todo parece más difícil. Además de trabajar largas horas y en condiciones que nuestro orgullo nos impediría compartir, suelen buscar que su inversión inicial sea lo menor posible. Se contentan con lo más básico y barato para comenzar con la actividad comercial. Esto les permite comenzar rápidamente con sus emprendimientos, ya que les lleva menos tiempo que a nosotros reunir lo necesario.
Son personas muy flexibles y abiertas a aceptar cuando algo no funciona y deben hacerse cambios drásticos. Nosotros, en contraste, somos más aprensivos y nos cuesta dejar ir las cosas. Tampoco tienen miedo a la competencia, por contrario, reconocen en ella un nicho de mercado próspero en el cual todos pueden participar. También son ambiciosos, ya que no se contentan con lo logrado y están permanentemente buscando los medios para seguir mejorando.
Los empresarios chinos son respetuosos y cumplidores de las leyes y regulaciones de cada país, contrario a lo que muchos puedan pensar. Además son muy solidarios entre ellos, es común que se presten favores y hasta dinero para sus negocios.